18 mayo, 2010

Inmigración y Extranjería


Hace algunos días cuando leía este post de Claudia Cadelo, recordé mi experiencia hace algunos meses en el mismo lugar, la oficina de Inmigración y extranjería de 17 entre J y K en Plaza.

Debía rehacer mi pasaporte que ya se vencía -después de solo 6 años y de haber sido renovado dos veces- lo cual fue posible en consultoría jurídica internacional después de una espera de tres días y haber pagado los más de 200 CUCs requeridos. El tramite que debía hacer en la oficina de inmigración era que me pegaran el permiso de salida -el cual ya yo poseía- en el nuevo pasaporte, una acción que podría haber sido hecha en 10 minutos pero que duró más de un día.



Como Claudia esperé toda la jornada bajo un calor infernal, junto a gente que no conocía pero que llegaron a contarme la historia de sus vidas durante la espera. De nada sirvió que dijera que no era de la Habana, que un auto me esperaba, que en dos días tenía mi vuelo de regreso, hasta que estaba esperando un hijo dije, todo sin resultado. O quizás si, el resultado lo vi al día siguiente pegado en mi pasaporte, y si lo comparamos con las negativas descritas por los ya innumerables "denegados" que han esperado días y días en vano, pues recibir la pegatina un día después es un resultado muy positivo.  

Desgraciadamente es así como se vive en Cuba, tomamos y agradecemos como favores las cosas que por derecho nos corresponden, y llegamos a ser felices a veces hasta por cosas tan pequeñas como una pegatina en un librito llamado pasaporte. Y son al mismo tiempo estas cosas las que nos han hecho a algunos despedirnos de nuestra isla ¿quizás buscando la felicidad en otras pequeñas cosas?