29 octubre, 2009

El futuro será diferente





Hace poco mi madre, con más de 50 años, subió a un avión y salió de Cuba por primera vez. Mi padre después de más de 25 años, respiró aire europeo una vez más. Salieron con una carta de invitación que les hice.

Antes de ellos venir yo tenia muchos planes: quería enseñarles todo lo que ya yo he visto, quería que pasáramos de un país a otro en carro sin ser parados en ninguna frontera, quería hablar con mi padre de política en alta voz y en cualquier lugar... Y lo hicimos, y nos gustó mucho.

A veces me pregunto si todo eso valió la pena. A veces me pregunto si era necesario que ellos vivieran en primera persona lo que es la libertad, para después tener que regresar a la esclavitud y a la violación de sus derechos.

Mi abuela siempre decía que “ojos que no ven, corazón que no siente”; en este caso ha funcionado exactamente así. Antes de ver y vivir la libertad, la vida en Cuba era más llevadera. Ahora además de las carencias materiales con las que tiene que convivir el cubano a diario, mis padres tienen  que luchar contra la sensación de no pertenencia, con la amargura de quien se sabe maltratado y humillado.

Mi padre se lamenta cada día, no solo por depender económicamente de su hija siendo él un profesional, sino porque cree que no puede hacer nada para cambiarlo, y lo que es peor, tiene la sensación de que no cambiará nunca.

Es difícil conocer y aceptar la verdad cuando ésta es tan dura. Es difícil descubrir que hemos sido engañados por mucho tiempo, que hemos perdido nuestras vidas apoyando a aquel que nos lo ha quitado todo. Pero aun así, creo que vale la pena saberlo, vale la pena descubrir lo que somos y por lo que en realidad hemos vivido, aun cuando haya sido todo una mentira. De esta forma podremos -al menos- decidir si continuamos el juego de la doble moral, o si tratamos de cambiar algo.

Nosotros que ya conocemos la verdad, cuando regresamos a Cuba nos encontramos a diario entre mucha gente que aun no sabe por qué o por quién lucha. Creo que como parte de esta nueva generación y como “conocedores del mundo”, de ese mundo con sus partes buenas y malas, debemos llevar la información que poseemos a nuestra familia, a nuestros amigos, a  todo aquel que veamos inmerso en el mar de mentiras que nos inculcaron.

Yo se que mi padre ahora se lamenta porque cree no poder hacer nada para cambiar su realidad,  pero en el fondo algo esta cambiando. Yo cambié, ellos han cambiado y tengo la esperanza que con el tiempo seremos más… Seremos más los que cada día diremos basta, basta de manipulaciones, basta de mentiras. Tengo fé en que con nuestra ayuda, el futuro será diferente.     



1 comentario:

Luis dijo...

Muy buen post, creo que si, que todos podemos hacer algo, para que nuestra familia, amigos y vecinos reconozcan sus derechos.