Siendo muy pequeña descubrí que tenia sueños y que si luchaba por ellos los podría hacer realidad.
Todo empezó cuando comenzaron a vender en las tiendas de vanguardias los primeros “bebes”. A una amiguita del circulo le habían comprado una muñeca calva preciosa y yo me moría por poder jugar con la mía propia. Muchas veces le pedí a mis padres que me la compraran y ellos siempre me decían que no perdiera las esperanzas, que algún día lograría tener una. Poco tiempo después a mi padre le ofrecieron un curso en la RDA y antes de salir le dieron los bonos para comprar en la tienda de los vanguardias. Ese fue el día mas feliz de mi vida, por fin tuve mi bebe y aprendí a creer en mis fantasías.
Con el tiempo mis sueños crecían a la misma velocidad que yo y se hacían tan inalcanzables que era prácticamente mejor dejar de soñar, pero yo no, yo seguí soñando.
Hoy le puedo dar gracias a la vida porque muchos de mis sueños ya están cumplidos. Pero no todo es color de rosa, desgraciadamente he tenido que alejarme mucho y dejar muchas cosas en el camino para lograr las cosas que me he propuesto en la vida.
¿Y a que viene todo esto? Pues que uno de mis tantos sueños siempre había sido viajar libremente, conocer otros países, otras culturas y para mi el top de todo eso era Japón, un país que me llena de curiosidad y emociones. Pues nada, mañana parto hacia Japón y conoceré lo que desde hace tanto tiempo soñaba. Al regreso me imagino que algún que otro post habrá relacionado con dicho viaje y mis experiencias con esa cultura.