13 febrero, 2009

Mi casa es tu casa


Ayer me contaba Eduardo mi primo, que su sobrino y mi abuelo (bisabuelo del niño) se pasan el día discutiendo. Uno por ser ya un anciano y querer demostrar que todavía puede y el otro porque esta creciendo y quiere demostrar que ya puede.
En la casa de mi tía, antaño la casa familiar, viven cuatro generaciones. Mi abuelo, mi tía y su esposo, mi primo, mi prima, su esposo y el hijo de estos. Esta es una más de las tantas familias cubanas (el 60%) donde hasta cuatro generaciones pueden llegar a convivir juntas. Y es que el déficit de viviendas en Cuba sobrepasa hoy las 600 mil casas.
El instituto nacional de la vivienda admite que el estado cubano tiene la obligación constitucional de asegurarle una vivienda decorosa a cada familia, como quedó aprobado por referéndum el 24.02.1976 y ratificado luego en la carta magna de la república. Al mismo tiempo dicho instituto atribuye el incumplimiento de esta obligación al bloqueo norteamericano que afecta indirectamente la posibilidad de concederle al sistema de la vivienda más recursos para construir casas, aún cuando aseguran que todos los materiales para construir viviendas pudieran producirse en Cuba si se mejora la infraestructura creada para tales efectos.
Y yo me pregunto: ¿No seria mejor cambiar dicha infraestructura? ¿Por que no venderle terrenos a la gente?¿Por que no permitir que arquitectos trabajen por cuenta propia y monten su negocio de planificación urbanística?¿Por que no dejar que la gente se haga de su brigada (ya sean amigos o contratados) y se construya su casa? ¿Por que se empeñan en mi Cuba bella en hacer todo tan difícil?
Si rescindiéramos de un poco de prohibiciones y del supuesto proteccionismo del estado para con el pueblo, y cada cual se pudiera “luchar” lo suyo, estoy segura que muchos de los problemas que hoy existen en Cuba ya fueran historia.

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