Acabo de ver en el blog de Aguaya el último (eso creo) videomensaje de Yoani, donde hablaba, entre otras cosas, del periodismo ciudadano y de la importancia de generar debate en la sociedad cubana.
Este tema me toca muy de cerca. Yoani me ha hecho recordar las miles de discusiones politicas que hasta hace muy poco tiempo se sucedían en la casa de mis padres cuando yo regresaba desde el extranjero. Esas discusiones nos costaron mucho llanto a todos los integrantes de mi familia, porque pasaban del debate al no entendimiento, a los gritos, al miedo, a la desconfianza.
Al principio fue difícil para todos, para mi porque no entendía como ellos seguían aferrados a esa verdad que le contaban pero que no palpaban, que no veían o podían vivir, no entendía como seguían creyendo en ese futuro que les prometían pero que siempre se veía frustrado por una razón u otra. Para ellos también fue difícil asimilar que la hija pequeña viniera a decirles como funciona el mundo, que viniera a decirles que no tenían libertades, que muchas cosas que se anunciaban como gratis no lo eran y tantas otras cosas que les fui haciendo ver a medida que yo también iba aprendiendo.
Por suerte poco a poco mi familia ha comprendido y aceptado que durante muchos años vivieron engañados, soñando con un futuro que nunca llego por la vía que ellos esperaban, que perdieron su juventud creyendo en el hombre nuevo, ese hombre que hoy lo que más desea es irse de su país para ser libre, trabajar y con el fruto de su trabajo ayudar a su familia a salir adelante.
Ahora tenemos que luchar todos juntos para curar las heridas acumuladas durante tanto tiempo, pero soy optimista porque se que ya son muchas las grietas en ese muro que tanto nos ha golpeado.
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